miércoles, 3 de octubre de 2012

Raul en la Titán...



Subiendo Las Palomas, aun con ganas de sonreir ¡¡¡¡¡
El pasado 29 de septiembre se celerbraba la VIII edición del Titán. Esta es una prueba de triatlón de distancia medio ironman que se celebra en la localidad de Zahara de la Sierra, en Cádiz. Hasta allí se desplazó para participar uno de los miembros de nuestro club, Raúl. Aquí os deja su crónica de la prueba.

TRIATLÓN TITAN 2012

El carisma del Fuerte y Flojo

Viernes 28 de septiembre. Me recogen unos amigos en la puerta de mi centro de trabajo en Corrales y tras cargar la bici y meter todo el material en su coche, me doy cuenta de que la cartera no está en el bolsillo donde la tenía. Tras buscar por todos sitios y cargar y descargar bultos una y otra vez, me decido a caminar por donde había transitado a ver si se me había caído. Regreso al cajero de donde acababa de sacar dinerillo para el fin de semana, 200 euros. Me paso por las cafeterías de al lado para ver si alguien la había dejado allí. Nada. No aparece por ningún lado.
Lo peor no es el dinero, lo peor es que tengo toda la documentación junto con la licencia federativa, y sin ésta no podía competir en el Titán. A la desesperada, después de más de hora y media de búsqueda infructuosa, me pongo a buscar en los cubos de basura de la zona, por si, alguien la había tirado. Cuando me encuentro en pleno proceso desagradable de revisar una de las papeleras, de repente, un coche se detiene, y un chaval me pregunta que si me llamo Raúl Ruiz, y que si estoy buscando una cartera perdida. Al responderle afirmativamente me dice que lo sigamos en nuestro coche. -¿Qué es esto?, ¿el comienzo de una película de intriga?-, no me podía creer lo que me estaba pasando.
Seguimos al chaval y su acompañante, hasta un extraño local donde había más chavales de la misma edad. Custodiando el garito había algunos perros de raza peligrosa, vamos, de los que asustan. Me quedo en la puerta de ese antro, a una distancia prudencial, por si tengo que salir corriendo. Puede que estuviese a punto de empezar un verdadero triatlon para escapar de esa encerrona... Pero no fue así, al momento salió el chaval con mi cartera y, atención a la anécdota, diciendome:
-“ Había visto en la cartera, la licencia federativa y que eres de un club de Isla Cristina que se llama algo de “Fuerte y Flojo”,y habíamos buscado en internet una dirección de email para notificar que teníamos tus cosas”-
¡Je je! Ni en los mejores guiones! De entre todos los carnets y papeles que llevaba en la cartera, le tuvo que llamar la atención la licencia del club. Esta claro que nuestro nombre no deja indiferente a nadie.

Camino de Cádiz

Recuperé la cartera aunque sin dinero, los chavales me dijeron que así se la habían encontrado. Era mucho pedir y después de la huella que les había dejado el club, no me podía enfadar con ellos. Empezaba entretenido el fin de semana, acababa de comenzar el Titán.
Con el retraso no llegábamos a la recogida de dorsales, pero unos amigos de Ayamonte, nos los pudieron recoger, lo que nos permitiría ir más tranquilos por la mañana. Si pudimos llegar a la cena de la pasta, de la que nos fuimos directamente a la casa donde nos hospedábamos a preparar todo el material para la carrera.
Desde el jueves, estaba lloviendo de forma torrencial por media Andalucía y las temperaturas habían descendido muchísimo. El verano se había desvanecido de repente. No era el mejor plan para una prueba tan larga con mucha montaña en bicicletas de carretera. La cosa prometía dureza.

EL TITÁN

Después de la anécdota pre-carrera, os cuento un poco, de que va esto de EL TITAN.
Su nombre ya nos da pistas de que esto no va a ser un triatlón normal, eso de “TITÁN” tiene que ser por algo, y así es.
El Titan no es un medio ironman al uso, medianamente llano. Se desarrolla por los bellos parajes de la serranía gaditana, lo que supone que el trazado se convierte en una verdadera etapa de montaña, con mas de 2500 metros de desnivel acumulado. Esto le confiere mucha más dureza que cualquier otra prueba de esta distancia, y los tiempos que, allí se hacen, así lo acreditan.

* Natación
La prueba comienza con el sector de natación, que se realiza en el pantano de Zahara-Algodonales. Aquí se han de nadar 2 kilómetros. Esta es la sección mas benévola de la prueba, ya que el pantano suele ser cómodo para nadar en relación al mar donde puede haber algo de ola.
* Ciclismo
Se continua con el sector de ciclismo, donde la dureza desde el principio, ya que el pantano se encuentra al pie del primer puerto que hemos de coronar, Las Palomas. Una subida de casi 14 kms, con un denivel medio del 6 % , y algunas rampas del 10 y 11%, hacen que nada más salir del agua, uno se de cuenta, de que en esta prueba va a haber que ganarse el llegar a meta. De ahí se desciende hasta la localidad de Grazalema y después se inicia un recorrido sinuoso, con constantes repechos y subidas y bajadas, que van desgastando bastante. Así hasta el km 60, donde en la localidad de El Bosque, se inicia la subida al segundo gran puerto del día: El Boyar. Ahora tocan 15 kilómetros de ascensión a un desnivel medio del 5% y algunos tramos del 10%, que con 60 km ya en las piernas se hace muy duro. Una vez se corona el Boyar, hay un pequeño descenso de unos 2 km para llegar al broche del sector ciclista: Las Palomitas. El último puerto, de tan solo 3 km, pero con duras rampas y un asfalto más rugoso, que hace que este “puertecito” se enganche mucho y con el castigo previo, se convierta en un postre que cuesta terminarse. De ahí se desciende el puerto de Las Palomas por el que subimos al principio. Una bajada delicada que hay que hacer con cuidado, pues tiene curvas muy cerradas. En el pantano está el punto de transiciones donde empieza el siguiente sector: la carrera.
* Carrera a pie
Se comienza corriendo en dirección a Algodonales, en un descenso que ayuda a pillar ritmo de carrera. A continuación, la subida hasta este pueblo empieza a recordarnos lo que hemos nadado y, sobre todo, pedaleado ya. Se regresa al pantano, y la bajada de antes, ahora es subida y se hace muy dura. Cruzamos por la presa de éste, para terminar en Zahara de la Sierra. La meta está situada en la plaza del pueblo que está en la parte alta y la subida hasta ese punto, tiene mucho desnivel, convirtiendo los últimos kilómetros en una verdadera agonía. Las caras de los corredores por las calles de Zahara, son todo un poema, que así lo atestiguan.
Para completar toda la prueba hay un tiempo de corte de ocho horas.

MI TITÁN
El Titán era una de la citas importantes de mi calendario esta temporada. Iba a suponer mi debut en la media distancia. A sabiendas de que no es la prueba más aconsejable para debutar en medio ironman me atraía especialmente esta competición.
Había corrido algunos triatlones sprint y un olímpico, y confiaba también en mi experiencia en los raids de aventura, que son pruebas de muchas horas de duración, para poder entrenarlo bien y terminarlo. Tenía todo el verano por delante para mi preparación.
Me marché a Canarias donde la temperatura, más moderada que en Andalucía, permite entrenar muy bien. Los responsables de esto, son los vientos alisios que azotan con fuerza las islas en verano, refrescando el ambiente. Son los responsables de eso, y también de que yo terminara dedicándole más tiempo al windsurfing, que a correr o salir en bici. Así que no fue hasta finales de agosto, cuando regresé, que me puse en serio a preparar la prueba.
Con un improvisado plan de cinco semanas me plantaba en la salida de este exigente triatlón. Sabía que el sector de natación lo haría sin muchos problemas. En la bici me iba a tocar sufrir, y, sobre todo, tenía muchas dudas sobre como sería capaz de correr 21 kilómetros con tanto desnivel, después de la paliza de la bici.
En cualquier caso, mi objetivo, no era otro que conocer esta distancia, e intentar terminar la prueba en el tiempo de corte y ver con que sensaciones lo hacía.
A las 9.30 lanzaban el cohete que nos daba la salida. En ese momento no llovía y en la zona del pantano no azotaba el viento. Las condiciones para la natación eran perfectas. El año pasado el viento creo muchos problemas en este sector, e incluso tuvieron que acortar un poco el recorrido debido a las malas condiciones para nadar. Este año, por contra, a pesar de la gota fría que azotaba la región, en el momento de la salida, las condiciones eran idóneas.
Más de trescientos triatletas comenzábamos a nadar para completar dos vueltas a un triángulo de un kilómetro de longitud. Salí fuerte para evitar los golpes y las patadas de los mogollones de las salidas y en seguida, encontré mi hueco. Completé la primera vuelta sin ningún problema, nadando bien, aunque, notaba que iba más rápido de lo previsto. En la segunda vuelta, donde ya hay más espacios, aflojé un poco el ritmo, valorando todo lo que me quedaba, y aunque me pasaron algunos corredores, salí del agua, muy cerca de la cabeza y en buen tiempo.
Comencé la bici con tranquilidad y empezaron a pasarme corredores. Estuve tentado de aumentar mi ritmo, pero, no me deje llevar por el ímpetu. Era normal, algunos de los que aspiraban a ganar la carrera, habían salido después que yo en el agua, y tenían que estar delante. Yo tenía que hacer mi carrera, así que busqué mi ritmo y comencé el duro ascenso al puerto de Las Palomas. Llegué arriba bien. Hasta ahora, el tiempo nos respetaba, esta vertiente de la montaña estaba resguardada. Pero al llegar a la cima, todo iba a cambiar. Justo arriba, empezaba la niebla. Una nube allí afincada nos hizo afrontar la primera parte del descenso hacia Grazalema, casi a ciegas. El frío pasando éste pueblo ya era notorio después del descenso.
En el tramo teóricamente menos duro, entre Grazalema y El Bosque, apareció el viento y a ratos la lluvia, que se encargaron de convertir sus continuos toboganes y puertecillos en obstáculos de consideración. Yo notaba las piernas más castigadas de lo normal para loque llevaba recorrido y con calambres ya desde el km 40. Estaba claro que el frío y el destemple general, me estaban pasando factura. La carrera se me iba a hacer dura. Tuve que tirar de mucha calma y buscar mi ritmo sin pensar en nadie más. No olvidarme de la nutrición y sobre todo de la hidratación, que cuando no hace calor, es susceptible de ser olvidada. Tenía que llegar con reservas al Boyar, pues la subida a éste se cobra muchas víctimas.
De esta forma, pedaleé hasta la base del puerto. Comencé a subir a buen ritmo pero con cuidado de tener siempre un puntito de margen, pues el puerto es muy largo. La lluvia se encargó de amenizar la subida, y tal como me habían contado, aquí ya empecé a pasar a algunos de los que en las Palomas, me habían pasado como balas. Coroné el puerto con buenas sensaciones y tras el breve descenso, subiendo Las Palomitas, me encontré bien y apreté un poco. De nuevo adelantaba en estos tres kilómetros y medio, a otro buen número de corredores, que pedaleaban ya exhaustos.
El descenso de Las Palomas lo afronté con calma y precaución. El asfalto estaba resbaladizo por la y una caída aquí puede tener consecuencias muy graves. Aproveché para, recuperar, estirar la espalda y comer algo, preparando el último sector. Me acordaba de lo que me había dicho un amigo mío, veterano en el Titán: “aunque la bici de esta prueba es dura, el verdadero Titán empieza en la carrera a pie”.
Llegué con buenas sensaciones a la transición. Comenzaba el sector de mi incertidumbre. Empecé a correr y me encontraba bien. La cuesta abajo ayudaba a llevar un ritmo rápido, y las piernas respondían. Durante el ascenso hasta Algodonales continuaba con buenas sensaciones y a buen ritmo. Ya en la bajada del pueblo notaba como los cuadriceps empezaban a quejarse por el esfuerzo. Tocaba dosificar, aún me quedaban muchos kilómetros y ya no podía fallar. Durante toda la carrera no dejaba de pasar a gente que se tenía que parar a estirar pues los calambres no les dejaban correr. El Titán seguía cobrándose víctimas. Yo debía evitar que esto me ocurriera. Iba bien de tiempo y tenía que conseguir mi objetivo. Bebiendo y comiendo fruta fielmente en todos los avituallamientos, afronté el ascenso hasta el pantano, que se me hizo eterno. Aquí mi ritmo empezó a decaer notablemente y me tocó empezar a tirar de coco y de pundonor. Busqué un ritmo más cómodo y sin importarme a quien pasaba o quien me adelantaba a mí, me concentré en hacer mi carrera. Llegué arriba y ya sentía que lo tenía, ya no se me podía escapar. Me quedaban pocos kilómetros y tenía margen. Pero aún me quedaba mucho más de lo que yo pensaba. El ancho de la presa se me hizo “anchísimo”.
Castigado y muy lento ya, pero sin dejar de correr en ningún momento, llegué al último avituallamiento en la parta de abajo de Zahara. Ya casi me sentía “finisher”, pero el Titán no se acaba ahí. Hay que llegar a la meta, hay que subir hasta la plaza de arriba. No había hecho nunca antes ese ascenso, y se me hizo interminable. Curva tras curva, subía penosamente por las calles del pueblo soportando el dolor y buscando todo resquicio de energía que quedara en mi organismo. Apretaba los dientes para combatir el dolor de piernas, y me concentraba en una lucha mental contra mis músculos, que querían dejar de contraerse y me amenazaban con acalambrase. Me desesperaba porque la ansiada calle final no llegaba. De repente, oí a mis amigos y mi familia decir mi nombre y gritarme ánimos. No sé de donde, pero a la vez que se me escapaban unas lágrimas de emoción, también me sobrevino una energía inusitada, que hizo que me olvidara del dolor ,e incluso acelerara el ritmo. Afronté con garra las dos últimas curvas, aupado por los gritos de ánimo e impulsado por la rabia, más que por la fuerza. Miré el crono y marcaba, 6h 30m, -¡guau!- Mucho mejor de lo que esperaba. Ya en la recta final, incluso adelanté a un corredor que me había pasado unas curvas más abajo.
La plaza estaba llena de gente, la última calle era un pasillo de aficionados animando que le hacían a uno sentirse especial. Cuando cruzas la meta, el speaker dice tu nombre. Yo me sentí pleno y muy emocionado. Me senté un rato a solas, y rompí a llorar como un niño chico. Eran lágrimas de emoción, de satisfacción y de agotamiento. Había sido un esfuerzo físico brutal, pero también mental. Tuve que tirar mucho de coco desde los primeros kilómetros de la bici. No perder la calma, buscar mis ritmos, no preocuparme de quien me pasaba, estar atento a la hidratación y la nutrición, luchar contra los calambres... y todo, había dado su fruto. Lo había conseguido.
Me había convertido en un TITÁN.

Aunque la clasificación no era mi objetivo, la verdad es que acabé mucho mejor de lo que esperaba y, a pesar del sufrimiento, había disfrutado. Teniendo en cuenta que era la primera vez que me enfrentaba a esta distancia, y hacerlo, además, en una prueba tan dura, me hacen estar más que satisfecho.
Estos son mis tiempos y mis clasificaciones.

Tiempo total: 06:30:56
Parcial de natación: 00:36:01
Parcial de ciclismo: 04:08:57
Parcial de carrera: 01:45:59
CLASIFICACIÓN GENERAL: Puesto 122 de 305
Natación: Puesto 63
Ciclismo: Puesto 119
Carrera: Puesto 159
CLASIFICACIÓN DE MI CATEGORÍA (1973-1988): Puesto 93 de 191
CLASIF. CTO. DE ANDALUCÍA MEDIA DISTANCIA-GENERAL: Puesto 81 de 163
CLASIF. CTO. DE ANDALUCÍA MEDIA DISTANCIA-CATEGORÍA: 24 de 43

Más o menos, en todas de la mitad hacia arriba, o como digo yo, en la mitad de los menos malos.

Pues esto fue mi experiencia en el Titán. Ahora, tras descansar durante el mes de octubre, para terminar la temporada correré, alguna prueba de mtb y alguna carrera a pie, ya pensando en la que temporada que viene, y en el próximo reto: completar un IRONMAN.
Pero esto no será hasta principios de verano. Hasta entonces, espero compartir kilómetros con vosotros durante mi preparación y mi camino, hacia la larga distancia.

Un saludo, nos vemos rodando.

Raúl El Potro



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